Introducción
En
palabras sencillas la ética y a la moral pueden definirse como el “arte de
vivir”. A simple vista estos términos no suponen grandes complicaciones, mas
ambos están asociados una gran cantidad de otros conceptos. Además difieren uno
del otro, siendo la moral el conjunto de comportamientos y
normas que “algunos” suelen aceptar como válidos. Mientras la ética, resulta ser la reflexión
del por qué consideramos válidos estos comportamientos, a la vez de cómo
se puede comparar con otros que tienen personas diferentes.
La
importancia de tener en conocimiento estas definiciones y su relación con los
otros términos, radica en el aprender cómo emplear de manera adecuada la
libertad que poseemos (como seres humanos capaces de optar por propias
decisiones) para utilizarla de manera moral y ética, es decir, tener un actuar
acorde a nuestros planteamientos siguiendo, más o menos, una línea de
pensamiento propia. Este actuar a la vez, nos determina como personas, ya que
lo que hacemos es lo que nos forma y también lo que proyectamos hacia los demás.
El
tener un trato hacia el otro, varía dependiendo de nuestra percepción. Al ver
al otro como un ser humano semejante a mí, él adquiere el derecho de ser
tratado como tal, Sin embargo, se debe tener en cuenta que el otro nunca será
idéntico a mí. Es por este motivo que en los aspectos éticos y morales,
no hay verdades concretas, ya que las reflexiones son supuestos de personas
diferentes unas de otras. Aquí se genera lo complejo del tema y las discusiones
por los distintos motivos que llevan al actuar, respecto del ser y hacer
distinto en cada persona.
Síntesis
Los
conocimientos que el hombre puede tener, son muchos. Sin embargo, hay algunos
que son fundamentales para la vida: aquellos que nos permiten saber cómo
vivirla. Contantemente se nos presentan cosas buenas y malas, a las que
atribuimos estas características, básicamente, por ser convenientes para
nosotros o no. Esto es lo que nos diferencia de otros seres vivos, tener la
capacidad de elegir entre estas cosas, y a la vez, ser libres en la elección.
La
libertad es decidir, pero también darme cuenta de que estoy decidiendo.
Entonces, ¿por qué actuamos de maneras determinadas? debido a que existen los
motivos. Son ellos los que nos dan razones, permitiéndonos darle un sentido a
nuestro actuar. Es en éste donde recae la complejidad de la vida. Estamos
condenados a tomar decisiones, movidos por nuestro razonamiento, por lo que
estamos condenados a ser libres y decidir. Todo esto, esperando que las
acciones de las que formamos parte sean válidas por nosotros mismos mediante
una reflexión, y a sabiendas de que hay otros que piensan de distinta manera.
Todas
estas ideas recaen en el concepto de ética,
la cual pretende generar una reflexión y a la vez una comparación con las reflexiones
de otros, permitiendo así, un comportamiento validado por nosotros mismos. Éste
último corresponde a la moral
Aún
sabiendo todo esto, ¿cuál sería la finalidad? tener un actuar “haciendo lo que
quieras”, desde la propia voluntad y el interior de cada cual. Es justamente
esto lo que permite darse la
buena vida, intentado de forma racional encontrar la manera de vivir mejor.
Esto también va de la mano con el compartir con otros en el proceso de
humanización, ya que la buena vida, lo es entre seres humanos, no entre objetos
ni cosas, y en es esta relación donde se encuentran dones como el amor y la
amistad.
Es
necesario tener consciencia para actuar por motivos verdaderos, ya cuando
actuamos también nos formamos a nosotros mismos. Y es que, al actuar sobre
otro, estamos ante un semejante. Aquí surge el derecho básico de ponerse en el
lugar del otro, entendiendo también que no somos idénticos. El otro es igual a
mí en el hecho de ser humano, por esto no puedo utilizarlo como objeto,
teniendo gran importancia, considerar los intereses del otro como si
fuesen propios, teniendo un trato justo y digno con los demás.
Análisis
La
vida puede parecer compleja. Nadie decide dónde, cómo o con quién nacer,
tampoco se elige el estar condenado a tomar decisiones, ni a vivir o no
siquiera. Tal como dice Savater, somos libres en nuestra capacidad de actuar
tomando las decisiones que elijamos tomar y asumiendo la responsabilidad que
conlleva hacerlo.
Hay
que tener claro que hay elementos externos que nos mueven como son las órdenes
y costumbres, pero de éstas debemos tener consciencia. Las primeras se refieren
al actuar porque otro así lo ordena, y las segundas por el simple hecho de
estar habituado a hacerlo. No esto vamos a dejar que la vida “se nos pase” sin
darle mayor importancia a nuestros deseos personales. Debemos tener consciencia
de lo que hacemos mediante una reflexión previa, tal como indica la ética,
fijando así nuestros parámetros y pudiendo ser constantes con ellos. Es esto lo
que nos permitirá tener una participación real en el formar nuestra vida.
El
autor del libro plantea una frase, desde mi punto de vista, muy acertada cuando
dice “haz lo que quieras”. Como lo veo, con esto se refiere al tener un dominio
activo de nuestro quehacer diario, haciendo lo que realmente queremos con
nuestro tiempo y así, con nuestra vida. Además, concuerdo en el hecho de que
este actuar mediado por decisiones y motivos, es lo que finalmente nos forma.
Somos lo que hacemos y proyectamos una imagen hacia los demás a través de nuestras
acciones. Por todo esto es tan importante tener un sentido al hacerlo y, por
otro lado, hacerse responsable de ello.
Si
bien en la lectura se habla de muchos temas variados, todos toman relación de
una u otra forma. Sin embargo, sobre algunos se destaca un interés mayor que
sobre otros, como es el caso de la importancia de hacerse humano interactuando
y ponerse en el lugar del otro.
La
vida debe ser valorada como tal, y no debe restársele importancia, sino como se
planteaba más arriba, debemos intentar tener un actuar mediado por reflexiones
previas. Esto a la vez nos formará como personas y nos permitirá interactuar
con los demás haciéndonos “humanos”. El tener un conocimiento propio permite
valorarse, y así mismo, el ser humano debe aprender a valorar a los demás.
El
otro no es un objeto ni un medio para obtener un beneficio egoísta, tal como
recalca Savater, es un semejante y merece un trato justo y digno, como
cualquier otro hombre.
A
pesar de que no podemos tratar al otro como objeto, si hay algunos que
dependeremos en el paso por la vida de apoyos externos constantes, como dice el
autor, siendo “imbéciles”. Esto se refiere a necesitar un “bastón” para caminar
por la misma. Según mi punto de vista, puedo decir que la mayoría de los
hombres poseemos en algún grado este bastón, ya que en la sociedad de hoy todos
dependemos de cosas materiales y externas. Con esto no me refiero a la comida,
ni a un hogar, sino a cosas cotidianas como son el internet, el celular o la
ropa adecuada para pasar como uno más. Son ejemplos básicos de objetos a los
que nos mantenemos “pegados” diariamente, para seguir el patrón indicado por la
sociedad, volviéndonos cada vez más esclavos de lo material y alejándonos de
“vivir la buena vida”.
Muchos
fenómenos de esta índole ocurren constantemente en nuestras vidas sin
percatarnos de ello. A mi parecer, es nuestro deber tomar consciencia. Si bien
uno puede culpar de lo que hace a otros, ya sea “la sociedad” o cualquier
persona distinta a mí, debo saber que las decisiones que tomo las tomo yo y
nadie más. A pesar de verme influido por muchos factores externos (como mi
cultura, mis amigos, mi familia) finalmente será mi responsabilidad lo que yo
haga, y para tener un actuar ético debo premeditar lo que quiero o no realizar,
intentando desligarme de lo que el otro haga. Es así como evitaré culpar a
factores externos y me haré cargo completamente de mi libertad y sus
consecuencias.
El
actuar de acuerdo a mi ser único e individual del resto, permite no dejarme
llevar tanto por la copia, un punto que también menciona Savater. Los humanos
tenemos dentro de nuestras características principales, la imitación de otros
seres humanos. Es en esto que radica la importancia de no dejarse llevar
por el otro.
Así
es como hay que tener en cuenta muchos factores diversos para “vivir la buena
vida”, llegando a un equilibrio entre lo que queremos hacer y lo que nos
imponen los demás que hagamos, sin dejar nunca de lado la responsabilidad del
quehacer propio. Se debe tener siempre en cuenta la semejanza del ser humano
con otros, pudiendo tener un trato ético, que siga nuestra moral, donde podamos
compararla con él, pero también respetarla desde nuestro ser único y diferente
a él.
Conclusión
Si
pasamos por la vida, un camino de tantas complicaciones y desafíos, no es para
regodearnos de forma egoísta ni vivir en soledad, sino para relacionarnos con
los demás, ocupando nuestra principal característica como seres humanos: la
interacción con otros semejantes. El tratar al otro como una “cosa” va en valorarse
uno como persona, ya que al valorarme yo puedo entender que el otro también
merece el mismo trato.
En
el área de las carreras de la salud, es fundamental tener el conocimiento de lo
que significa un quehacer ético y moral. Esto es debido a que se tiene un trato
con el paciente constantemente, y la relación que se establezca con él no debe
ser vista como un mero trámite buscando un fin, como podría verlo alguien a
quien sólo le interesa su dinero. Tampoco debe ser visto como una patología más
a tratar, sino, debe tenerse en cuenta el ser humano que es, siendo semejante a
mí y a la vez distinto es muchos aspectos que quizás desconozca, pero más allá
de eso, la relevancia es que es merecedor del derecho a un trato justo y digno,
siempre con respeto y consciencia sobre él.
Como
futura fonoaudióloga, debo poner mis conocimientos teóricos aprendidos en los
años universitarios al servicio de mi profesión, pero no debo olvidar jamás
aquellos que formarán en mí una línea en el actuar, como son los éticos. Al
tratar al paciente se debe tener claro qué es lo que se desea lograr, pero
también qué es lo que el otro quiere alcanzar y está dispuesto a hacer. Esto
debido a que, aunque las decisiones las tome el especialista, el trabajo estará
centrado en el paciente y el efecto que se espera provocar con el tratamiento,
es siempre afectar su vida de manera favorable.
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